Pudiera parecer algo complejo de contestar porque la vestimenta permitida o promovida entre iglesias varía enormemente: en algunas iglesias de corte tradicional, sus miembros asisten con su ropa más formal (saco, corbata, vestido largo), mientras que otras iglesias, son más relajadas y dejan que sus miembros asistan en bermudas y chanclas; en otras no permiten que las mujeres usen el pelo corto, exigen velo y les prohíben el pantalón, y en otras el uso de pantalón en ellas no representa ningún problema. Estas diferencias se deben principalmente a diferencias culturales. Sin embargo, en medio de dichas diferencias la biblia nos marca principios que se deben cumplir. Pablo da las siguiente instrucción de vestimenta para la reunión de iglesia:
En cuanto a las mujeres, quiero que ellas se vistan decorosamente, con modestia y recato, sin peinados ostentosos, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos. (1Ti.2:9 NVI)
En la versión NTV se lee de esta forma:
Y quiero que las mujeres se vistan de una manera modesta. Deberían llevar ropa decente y apropiada y no llamar la atención con la manera en que se arreglan el cabello ni con accesorios de oro ni con perlas ni ropa costosa. (1Ti.2:9 NTV)
Este pasaje nos enseña varios principios:
1) No ostentoso:
¿Está mal vestir ostentosamente? La Biblia enseña que hay tiempos y lugares para usar vestimenta así: como en bodas, ceremonias, ocupando cargos prominentes etc. (1Re.22:10; Sal.45:9,14; Is.61:10; Mt.22:11; Ap.19:8), pero la iglesia no es lugar para ello. La reunión de iglesia no es para presumir y avergonzar a los que tienen poco (1Co.11:22), ni tampoco un lugar en el que se promueva la exaltación de la belleza exterior por encima de la interior (1Pe.3:3-4). Por eso la instrucción que Dios da es que, en las reuniones de iglesia, no se deben llevar peinados ostentosos, ni oro, ni perlas ni vestidos costosos. —Cuando estemos reinando con Cristo en su reino, ahí podrás presumir el vestido y la corona de oro que te den.
2) No provocativo:
Se nos instruye que la vestimenta debe ser decorosa, es decir, nada provocativo sexualmente. Hay un tiempo y un lugar para ello (en la intimidad de la recámara matrimonial por ejemplo) pero no en la iglesia. Esto no significa ocultar tu belleza, si no resguardar tu cuerpo para que no despierte el apetito sexual en otros. Cierto, hay quienes serán incitados sexualmente por cualquier cosa, aunque no sea provocativa, pues no han aprendido a controlar sus pensamientos ni su vista, sin embargo no por eso vamos a facilitarles las cosas a estos y a otros con nuestra vestimenta provocativa. Aunque no despierte ningún deseo sexual, somos diseñados para apreciar la belleza física, y la vestimenta provocativa roba la atención de la gente, y la intención durante la reunión es que la gente pueda estar concentrada en Dios, su palabra, su alabanza, y en lo que el Espíritu quiera hacer. Cierto, habrá personas que por su belleza o la forma de su cuerpo inevitablemente llamaran la atención, pero esto es normal e inevitable, hay sin embargo una forma inapropiada de llamar la atención y es vistiendo de forma inapropiada. Faldas y shorts muy cortos está fuera de lugar en la iglesia (si cada que te sientas tienes que estarte jalando la falda o el shorts o te tienes que estar cubriendo las piernas es una señal de que es inapropiado en la iglesia); blusas escotadas, o semi transparentes en las que se ve el brasier, o el no usar brasier, también están fuera del lugar; leggings o pantalones similares, también está fuera de lugar. Muchos hermanos y hermanas tienen una tremenda lucha en el área sexual, y tenemos que aprender a ser considerados con ellos, particularmente en la reunión de iglesia. Si tienes duda en cuanto a si es provocativo tal o cual prenda: consulta con tu cónyuge o padres, o, si la única mujer cristiana en tu casa, consulta con hermanas maduras en la iglesia.
3) No llamativo:
Como mencionamos anteriormente, en la iglesia Dios y Su palabra y su mover deben ser el centro de atención. Por este propósito uno no debe llamar la atención con su vestimenta ni su arreglo personal (con ciertos tipos de peinados, maquillajes, o adornos). Pero también por este propósito es que uno debe de buscar encajar con las formas de la iglesia a la que vas, es decir debes de buscar pasar desapercibido. Si tu iglesia es muy informal y llegas con traje y corbata desencajando así con el resto de los miembros, estarás violando este principio. Lo mismo sucede al revés: si en la iglesia todos acostumbran a ir demasiado formales y tú vas en bermudas y con chanclas estarás también violentando este principio. Tienes que adaptarte a las formas de la iglesia para no llamar la atención hacia ti inapropiadamente. Si te das cuenta: la Biblia no enseña el principio de “ir con vestimenta formal” a la iglesia. No hay tal cosa, pues Dios previó que muchos miembros del cuerpo de Cristo serían personas del estracto más humilde, sin otra vestimenta más que usan para el trabajo, y esta, desgastada.
4) De acuerdo a tu género:
Otro principio que la Biblia enseña es que los hombres deben vestir varonilmente y las mujeres femeninamente (Dt.22:5), es decir, de acuerdo a su género. ¿Que vestimenta es femenina o masculina? Esto varía de acuerdo a la cultura en la que te encuentres. En la cultura de la iglesia de corintios, por ejemplo, era inapropiado que el hombre llevara el cabello largo, y la mujer el cabello corto (1Co.11:13-14), pero en otros contextos el cabello largo en el hombre era señal de consagración a Dios, gloria y fortaleza (Nm.6, Jue.16:16-17, 1Sa.14:25-26). Hay mujeres que en sus extremos por “no llamar la atención a su cuerpo”, se visten todas machorras, quitando todo rastro de feminidad. Pero no podemos caer en dichos extremos. Las formas masculinas del cuerpo del hombre y las formas femeninas del cuerpo de la mujer inevitablemente se notarán, y no está mal eso, el problema es cuando uno las exhibe de forma inapropiada. Así que, si en tu deseo de no llamar la atención buscas borrar todo rastro de forma femenina en ti, estás violando este principio. Si eres mujer, debes verte femenina, y los hombres masculinos.
5) Se flexible:
Es obvio que hay excepciones a todo esto: oye tienes que ir a una boda después de la reunión y por asuntos de logística tuviste que ir vestido para la boda durante la reunión, no hay problema, se permite. Oye, saliste del gimnasio y para no perderte la reunión de la iglesia no tuviste tiempo para cambiarte, no hay problema, ve a la iglesia así, pero toma las medidas pertinentes para cubrir lo que pudiera resultar provocativo, y busca que esto no se vuelva algo habitual. Oye, todos van muy formales a la iglesia a donde vas, y tu no tienes dinero para comprar ropa así, no hay problema, ve con la mejor ropa que tengas, y no dejes de asistir a la iglesia por asuntos de la ropa que están más allá de tu control por circunstancias o economía.
6) Se Paciente
La Biblia enseña que el proceso de cambio de una persona no viene de la noche a la mañana, sino que es todo un proceso que va a tomar toda la vida (2Co.3:18). En medio de este proceso Dios trata diferentes cosas en diferentes tiempos en cada persona. Así que tenemos que ser muy pacientes y misericordiosos cuando un hermano aún no le ha llegado el tiempo para tratar esta área en su vida, particularmente si es recién convertido. Las cosas prioritarias a tratar en una persona son las cosas internas, las del corazón, que son las que contaminan al hombre (Mt.15:18; Mr.7:15), hay detalles en la vestimenta que se pueden tolerar en lo que llega el momento de tratar ese punto en la vida de la persona. Con esto no quiero decir que no se tenga que exhortar al hermano en esa área, sino que uno puede ser prudente y esperar el momento correcto para hacerlo. Hay quienes cometen el error de saltar inmediatamente sobre el recién convertido que apenas se integra a la iglesia para tratar el tema de la vestimenta (por ser lo más visible), en lugar de los asuntos del corazón —sin dar tiempo de gracia u oportunidad a que el Espíritu opere primero—. Cuando exhortes al hermano, hazlo primero privado (Mt.18:14). Hay quienes en su indignación e imprudencia llaman la atención al hermano delante de otros, exhibiendo su error y avergonzándolo públicamente. Hay el tiempo y la forma apropiada para hacer las cosas (Ec.8:5). En este estudio te decimos cómo lidiar correctamente con el pecado de tu hermano: El Pecado del Hermano