Recibes el diagnóstico de que hija de 8 años tiene una enfermedad congénita que la llevar a la ceguera de grande. ¿Qué haces con esa noticia? ¿Cómo reaccionas?
La opción sencilla es dejarte hundir en la depresión y el desánimo; o puedes agarrarte de las promesas y la revelación de Dios para interpretar correctamente esta situación. ¿O qué? ¿Los propósitos de Samy se van a ver truncados por ello? Para nada, al contrario todo lo que le sucede, por que ella ama a Dios, desatará el propósito que Dios preparó para ella. No hay nada, ni una enfermedad, ni un a incapacidad, que le impida realizar las buenas obras que Dios preparó para ella. Nick Vujicic ha realizado las obras de Dios sin brazos ni piernas; Helen Keller ciega y sorda también pudo realizar cosas asombrosas pues fue escritora, oradora y activista política que viajó por todo el mundo; el apóstol Pablo con su problema de vista escribió (dictó) el 50% del nuevo testamento… no definitivamente la incapacidad física es el menor de los problemas; la incapacidad del alma es lo que nos limita y restringe de alcanzar todo nuestro potencial más que la física. Por otro lado personas que vencen grandes retos para hacer la voluntad de Dios reciben más gloria y honor eternos y una gran estima en el tiempo presente. Si acaso Dios decidiera que la visión de mi hija quedara afectada, definitivamente es porque el ve en ella un espíritu grande y la quiere coronar de gloria y honra por la eternidad.
¿Por qué más me podría poner triste? ¿porqué podría quedar ciega y perderse de muchas cosas el resto de su vida? Jesús le prometió una vida ETERNA. Mi hija va a vivir para siempre. Esta efímera vida llena de injusticia, maldad, dolor y sufrimiento, vale la pena sacrificarla e invertirla para llevar a cabo los propósitos de Dios y así acumular una gloria eterna indescriptible. No, ella no se va a perder algo que valga la pena, al contrario, estaría invirtiendo para lo que realmente vale la pena que vendrá cuando Jesús regrese.
¿Qué otro temor pudiera tener? ¿Qué no pudiera ser feliz? Nuestra felicidad y plenitud está en Cristo, en conocerlo y experimentar su amor y su plenitud. Hay gente con perfecta salud y con todo el dinero del mundo pero viven vidas miserables y desdichadas porque no han tenido un encuentro con nuestro Creador.
Además de todo esto, tengo todas la razón de alegrarme porque mi hija es salva. Mientras muchos tienen hijos con perfecta salud pero su situación es más desdichada porque van rumbo a una eternidad en el infierno. Yo en cambio tengo una hija que ama y cree en Cristo que va rumbo a vida eterna. Es un alivio y una gran alegría su situación y tal beneficio excede tanto su problemática que esta se desvanece.
Por otro lado, tenemos la bendita esperanza del regreso de nuestro Señor Jesús, la cual definitivamente está muy pronta a suceder. Sami no va a llegara ni a sus 30 años antes de que llegue Cristo nuestro Señor para llevarnos con él en las nubes.
Todas las personas tienen sus retos, hay personas con perfecta salud pero con padres ausentes o que no los aman, o que los maltratan o abusan de ellos… y ellos tienen que vencer esos retos en Cristo. Samy es muy privilegiada en cuanto a la familia y su contexto, y esta situación viene a ser un reto que en Cristo ella va a vencer. Cuanto más cuando sus debilidades, dificultades, y demás problemas le permiten experimentar la gracia de Dios, ese poder espiritual que le permite vencerlas todo reto.
Por otro lado, creemos en un Dios de milagros… y si Dios quiere glorificarse haciendo un milagro de sanidad en Samy, él lo hará. Nosotros pediremos por ello, pero si no fuera su voluntad hacerlo, podemos descansar en Él, pues sabemos que su voluntad es buena, agradable y perfecta. Lo sabemos y lo hemos experimentado continuamente en nuestra vida.
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