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Finanzas para multiliplicarnos

Cuando recién comenzamos el ministerio de Minas Church, Dios nos guió a no pedir ofrendas ni diezmos, dejando solo a que la gente lo hiciera por iniciativa personal cuando así quisieran. Por años, ni siquiera dedicábamos un tiempo para recolectar ofrendas y orar por ellas. Sentimos hacerlo así de parte de Dios para contrarrestar los grandes abusos que otros líderes estaban realizando contra el cuerpo de Cristo al “saquearlos” apelando a la avaricia o a la condenación. Aunque la Biblia instruye que merecíamos una paga por nuestro servicio, “no ejercimos este derecho, sino que lo soportamos todo con tal de no crear obstáculo al evangelio de Cristo” (1Co.9:12). Y Dios ha respaldado dicha acción pues nos ha provisto de todo lo que necesitamos por medio del negocio de seguros que nos ha otorgado. Algunos, conscientes de ello, en su generosidad han contribuido en el negocio para así bendecirnos (Dios se los tome en cuenta).  Nos hemos sentido privilegiados de que Dios nos proveyera, nos solo un sustento para no ser carga a la iglesia, sino también, lo suficiente para proveer el lugar y los muebles y el equipo necesarios para tener las reuniones —y muchas veces hasta la cena. Aunque el negocio no se ha podido desarrollar lo suficiente por el tiempo que le tenido que dedicar al ministerio, Dios siempre ha otorgado lo suficiente, incluso para que pudiéramos ofrendar el 10% de nuestros ingresos. Hemos sacrificado muchas cosas (ropa, vacaciones, etc.) pero la causa de Cristo vale la pena.  

Como el deseo de nuestro corazón es levantar obreros que avancen el reino de Dios (como dijo Jesús: “la mies es mucha, mas los obreros pocos”), cuando empezamos a recibir ofrendas, decidimos distribuirlas entre todos los que estábamos ministrando la palabra, guardando otra parte para ayudar a hermanos necesitados y otra pequeña parte para costos fijos. De esta manera decidimos ceder nuestras ofrendas para así buscar avanzar más el reino de Dios. Gracia a ello se han podido apoyar a obreros, que aunque sea con poco, para algunos ha sido de gran alivio; y también hemos podido apoyar a hermanos en necesidad de nuestra congregación y de otras iglesias.

Si bien este proceder ha ayudado a validar el ministerio y a nosotros como siervos de Dios con buenas intenciones sanando así el estigma de abuso que se ha tenido, es tiempo de llevar a la iglesia a madurez. ¿A qué me refiero? Me refiero a que este modelo es poco eficiente, y difícilmente sustentable-replicable. Poco eficiente porque tienes a personas tiempo parcial haciendo una obra que se requiere de tiempo completo (¿hay pocos obreros y estos tienen que trabajar medio tiempo o menos porque tienen que dedicar tiempo en lo que les da su sustento?) y poco sustentable-multiplicable porque no atrae a gente a que se quiera dedicar al ministerio, pues este no paga. Tendrían que estar en una posición privilegiada como la mía (o la de Pablo) para poder lograrlo. Pablo sabía eso, por eso, aunque él tenía un oficio que le permitía compartir la palabra, el ordenaba a sus iglesias que sostuvieran a los ancianos que los pastoreaban y les ministraba la palabra —así como a otros obreros:

“Los ancianos que cumplen bien su función deberían ser respetados y bien remunerados, en particular los que trabajan con esmero tanto en la predicación como en la enseñanza. 18 Pues la Escritura dice: «No le pongas bozal al buey para impedirle que coma mientras trilla el grano». Y dice también: «¡Los que trabajan merecen recibir su salario!» (1Ti.5:17-18)

Los que reciben enseñanza de la palabra de Dios deberían proveer a las necesidades de sus maestros, compartiendo todas las cosas buenas con ellos.” (Ga.6:6)

Haz todo lo que puedas para ayudar al abogado Zenas y a Apolos en su viaje. Asegúrate de que se les dé todo lo que necesiten. 14 Los nuestros tienen que aprender a hacer el bien al satisfacer las necesidades urgentes de otros; entonces no serán personas improductivas.” (Tit.3:13-14)

Dios también sabía eso por eso él dio la orden:

“Señor ha ordenado que quienes predican el evangelio vivan de este ministerio.” (1Co.9:14)

De hecho el pasaje completo es muy fuerte en cuanto a la responsabilidad de retribuir y sostener a los obreros:

Esta es mi defensa contra los que me critican: ¿Acaso no tenemos derecho a comer y a beber? ¿No tenemos derecho a viajar acompañados por una esposa creyente, como hacen los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas? ¿O es que solo Bernabé y yo estamos obligados a ganarnos la vida con otros trabajos? ¿Qué soldado presta servicio militar pagándose sus propios gastos? ¿Qué agricultor planta un viñedo y no come de sus uvas? ¿Qué pastor cuida un rebaño y no toma de la leche que ordeña? No piensen que digo esto solamente desde un punto de vista humano. ¿No lo dice también la Ley? Porque en la Ley de Moisés está escrito: «No pongas bozal al buey mientras esté sacando el grano». ¿Acaso se preocupa Dios por los bueyes 10 o lo dice más bien por nosotros? Por supuesto que eso está escrito por nosotros, porque cuando el labrador ara y el segador saca el grano, deben hacerlo con la esperanza de participar de la cosecha. 11 Si hemos sembrado semilla espiritual entre ustedes, ¿será mucho pedir que cosechemos de ustedes lo material? 12 Si otros tienen derecho a este sustento de parte de ustedes, ¿no lo tendremos aún más nosotros?… 13 ¿No saben que los que sirven en el Templo reciben su alimento del Templo y que los que atienden el altar participan de lo que se ofrece en el altar? 14 Así también el Señor ha ordenado que quienes predican el evangelio vivan de este ministerio. (1Co.9:3-14)

Esto es lo más eficiente pues la carga de trabajo requiere muchas veces a personas de tiempo completo, como sucedió con Pablo: en episodios de sobrecarga ministerial en la que no podía sostenerse con su trabajo, las ofrendas de sus iglesias lo sostenían:

¿Es que cometí un pecado al humillarme yo para enaltecerlos a ustedes, predicándoles las buenas noticias de Dios gratuitamente? De hecho, despojé a otras iglesias al recibir de ellas ayuda para servirles a ustedes. Cuando estuve entre ustedes y necesité algo, no fui una carga para nadie, pues los hermanos que llegaron de Macedonia suplieron mis necesidades. (2Co.11:7-9)

Como saben, filipenses, ustedes fueron los únicos que me ayudaron económicamente cuando les llevé la Buena Noticia por primera vez y luego seguí mi viaje desde Macedonia. Ninguna otra iglesia hizo lo mismo. 16 Incluso cuando estuve en Tesalónica, ustedes me mandaron ayuda más de una vez. 17 No digo esto esperando que me envíen una ofrenda. Más bien, quiero que ustedes reciban una recompensa por su bondad.(Fil.4:15-17)

Pero al día de hoy el modelo actual en Minas, por un lado, ha enseñado a los miembros con posible llamado al ministerio que la iglesia no genera lo suficiente para el sustento, o que debe hacerse gratuitamente, repeliendo así a futuros obreros; y, por otro lado, ha creado la expectativa en los miembros de que todo debe ser gratuito, desincentivando así el avance del reino con su nula o poca ofrenda, y ofendiéndose cuando se colecta o se hacen algunos cargos. Por ejemplo, en la emisión pasada del taller de Minas Institute 3 hermanos me escribieron por whatsapp cuestinonándome-reclmándome porqué ahora se estaba cobrando por los cursos, que eso no debería ser, a lo que tuve que contestarles:

la Biblia enseña que el que trabaja en la obra de Dios es digno de su salario (Lc.10:7, 1Ti.5:18), pues ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio (1Co.9:14), por eso Pablo decía que tenía derecho a cobrarle a iglesia de Corintios por su trabajo en el Señor (1Co.9:4-12). Sin embargo, nosotros al igual que Pablo (1Co.9:12), no hemos hecho uso de ese derecho y hemos dado el material de forma gratuita para bendición de todos aquellos que no pueden pagarlo (este mismo curso sigue disponible de forma gratuita) . Sin embargo, esta emisión se está impartiendo como parte del instituto bíblico, y como es normal de todo instituto bíblico, se requiere realizar un cobro para pagar a maestros y demás gastos en los que incurre la escuela, pues no solo recibirán el conocimiento sino una certificación que avala que tomaron el curso. Además esta es una forma de llegar a gente que de otra forma no tomaría el curso (hay gente que si se les ofrece gratis, no lo tomaría por considerarlo no importante o valioso).

¿Qué pasaría si tuviéramos ya la necesidad de multiplicarnos y nombrar a otro pastor de dicha congregación hermana? Pocos obreros están en mi posición de poderse mantener mientras que sirven a Dios en el pastoreo. Parte de la congregación se iría a apoyar esa obra como parte del proceso de multiplicación pero ¿tendrían el chip para apoyar el trabajo de pastor de la nueva iglesia? No, lamentablemente no lo tendrían, sino que esperarían lo mismo que vieron de la iglesia madre. Si queremos ser eficientes y que el modelo sea replicable, por lo tanto, el comité operativo, o el grupo de ancianos (líderes), debemos hacer lo siguiente:

  1. Establecer un presupuesto meta
    1. Establecer un sueldo base al pastor de la congregación
      Esta podría ser una tarea difícil de definir pues hay diferentes opciones para definir un pago: podría ser un cálculo de lo que requiere una familia para vivir en la región donde está la iglesia, o podría ser un cálculo basado el promedio de lo que ganan las familias de la iglesia: por ejemplo, que sea el equivalente al 10% del ingreso de 10 familias o individuos autosuficientes que asisten a la congregación. Esto sería un ingreso completo promedio que va acorde al nivel económico de la congregación. Si es lo suficientemente grande, se podría calcular el ingreso por medio tiempo. Obvio, esto sería solo el cálculo, no se puede obligar a la congregación a que pague el diezmo, pero si ofrecería una idea del presupuesto que se buscaría alcanzar para sostener a un pastor de tiempo completo y su familia. —En Minas San Jerónimo, aunque los pastores tienen derecho a este ingreso, los pastores lo donando para apoyar a obreros asociados, como actualmente se hace.
    2. Establecer la cantidad que cubre los costos fijos básicos del operar de la iglesia
      Sumar los costos básicos que conlleva el operar de la iglesia: renta del lugar, agua, luz, internet, mantenimiento de sillas, limpieza, personal fijo, etc.
    3. No importa que no se completen
      No importa que no se complete dichos presupuestos con las ofrendas, se tiene una meta de los costos necesarios a cubrir. Así la iglesia ofrendaría con una meta en mente, se daría cuenta de cuánto falta o cuánto sobra. Tendría una noción más realista de la salud financiera de la iglesia. Lo que no se completa, sabemos que alguien lo está subsidiando (o el pastor, o algún miembro, o alguien de afuera), y/o se pueden organizar actividades para alcanzar la meta establecida. Pero el presupuesto meta enseñaría a los miembros que la iglesia debería hacerse responsable de sostener a su pastor (por lo menos parcialmente), se darían cuenta de lo que cuesta extender el reino y lo que cuesta en realidad el ministerio que consumen y en el que participan.
  2. Tenemos que enseñar a la gente a ser generosa
    Si bien la biblia enseña la no obligatoriedad del diezmo, sí enseña a ser generosos, es decir, a no dar las sobras, sino abundantemente para su reino (Lc.21:1-4; 2Co.8:1-4; 2Co.9:7-11). Si la gente del mundo y los consultores en finanzas en sus presupuestos apartan el 10% para ayudar a los necesitados, cuanto más los cristianos.
  3. Tenemos que incentivar a la gente a contribuir con su trabajo voluntario
    Típicamente la ofrenda en una iglesia nunca ha satisfecho por completo las necesidades de una iglesia, por lo que siempre ha habido y habrá la necesidad de voluntariado: limpieza, acomodo de sillas, líder de células, anfitriones, redes, cámaras, edición, etc. Tenemos que enseñar a contribuir también de esta forma.
  4. Ya no se distribuiría en los porcentajes establecidos sino con un presupuesto en mente: 
    Los porcentajes ya no serían 50% obreros, 25%misericordia y 25%operativos. Sino: primero alcanzar el presupuesto del pastor, si sobra, luego cubrir el de operativos, para luego los demás como misericordia. (Aclarando que Minas San Jerónimo estarían ofrendando su pago para distribuirlos entre los obreros* y completar los costos operativos que llegaran a faltar).
  5. La reeducación se haría cada que se colecte la ofrenda
    Cuando se colecte la ofrenda se debe de aclarar que: esta ofrenda es para juntar para el sueldo del pastor por el servicio que otorga, pues la Biblia dice «No pondrás bozal al buey que trilla», y: «Digno es el obrero de su salario.» (1Ti.5:18). Se necesitan obreros que trabajen en la obra de Dios para así extender el reino y la Biblia nos enseña que debemos retribuir a dichos obreros. Es lo justo. Ademá de esto, tenemos que cubrir los gastos que conllevan las reuniones y la operación del ministerio. Tenemos un presupuesto por completar de tal cantidad de dinero, oremos para que el Señor nos ayude a alcanzarlo y sobrepasarlo para también poder hacer obras de misericordia ayudando a otros hermanos y ministerios. El señor promete que cuando damos con alegría, el suplirá todas nuestras necesidades y aún más para que podamos seguir siendo generosos (1Co.9:7-10)“… y se oraría para que el Señor ponga un corazón generoso para que aprendamos a dar, no las sobras, sino en abundancia, con alegría, para la extensión del reino.
  6. Trasparencia
    La trasparencia y la rendición de cuentas seguirían siendo parte de los mecanismos que seguiríamos implementando y enseñando para el correcto manejo de las finanzas. Si bien queremos enseñarlos a dar, queremos también enseñarlos a tener transparencia en las cuentas. En el reporte de Minas San Jerónimo se pondría que el sueldo del pastor fue donado y se pondrían los rubro que se cubrieron con dicho dinero.

Con este modelo la meta es 1) educar a la iglesia en la correcta forma de hacer las cosas, para que donde quiera que vayan sepan cómo proceder, y 2)  y que las iglesias se vuelvan autosuficientes capaz de soportar a su propio pastor y los demás gastos que conlleva la obra de Dios. Haciendo esto, podríamos con facilidad pensar en multiplicarnos, atraer a candidatos de obreros a la mies, y podríamos pensar incluso en sostener a misioneros en lo que sus ministerios genera lo suficiente para sostenerlos.

Por lo pronto, por medio de este escrito mi esposa Dámaris y yo, Alberto Vazquez, mientras que Dios nos siga proveyendo por medio del negocio que nos ha provisto, renunciamos al ingreso que nos correspondería como pastores de la iglesia de Minas y lo cedemos, como lo hemos estado haciendo todos estos años, para que se distribuya entre los obreros asociados a Minas que ministran la palabra asociados, y si no se completan los demás rubros,  para que también se utilice en ellos (gastos operativos, misericordia, Minas institute, etc.).

Enseñemos al cuerpo de Cristo a dar, a sostener su obra, a retribuir a los obreros, a ser generosos. Que con nuestras finanzas ayudemos a contestar la petición de Jesús “pidan al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo”.

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*Valdría la pena analizar en otra ocasión la mejor forma de apoyar a obreros, tal vez sería mejor apoyar solo a los obreros que están tiempo completo listos para iniciar iglesias hermanas, en vez de aquellos que solo laboran partime. Hay iglesias que solo incluyen a la nómina a los que dirigen más de cierto número de grupos bíblicos.

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