Muchas gracias por la llamada la semana pasada Rafa. Siempre he apreciado a las personas que me dan retroalimentación y corrección cuando perciben que estoy actuando mal, y en tu caso no es la excepción. Me diste tu punto de vista, argumentos, y hasta pasajes para hacerme ver que mi proceder con respecto al caso de Fernando está mal, y para corresponder dicha atención, lo mínimo que puedo hacer es contestar tus argumentos y lo que me mandaste… cuanto más cuando tengo una sincera preocupación por ti (no solo por Fernando).
Entre tus principales argumentos es el juicio con misericordia que uno debe ejercer, y como ejemplo de ello pusiste el caso de la adúltera (Jn.8:1-11) que presentaron con Jesús y él no la condenó cuando la ley demandaba su apedreamiento, y me decías que deberíamos actuar así. Pero estás sacando fuera de contexto y malaplicando el pasaje: la cuestión aquí era si Jesús seguiría una instrucción del gobierno judío (que ordenaba dicho apedreamiento) en contraposición contra el gobierno romano (que prohibía la pena capital a los judíos); y Jesús resuelve el caso maravillosamente enseñando que a partir de él, con el comienzo de la era de la gracia, no se debe apedrear a la gente por esos pecados pues ahora en Cristo hay oportunidad para el perdón y restauración de dichas personas (no era así en el antiguo testamento, de hecho, de esto hablamos a detalle en el taller de Política y Religión). En ese pasaje nunca se dice si la adultera se convirtió o no, si siguió a Jesús o no… solo se menciona que fue librada de la pena capital que le imponían por su pecado. Sabemos que una persona así pero dispuesta a arrepentirse de su pecado y luchar contra él, aunque recaiga pero se levante, siempre será bienvenida en la iglesia, la cual está para apoyarla en su lucha. Pero por lo que entiendo tu propones que a una persona adúltera que no muestre señal de arrepentimiento no se le debe enjuiciar y expulsar de la iglesia. Interesante tu opinión pero ¿qué dice la Biblia al respecto? La Biblia ordena a juzgar a los que son de la iglesia y están en pecado:
“No es mi deber juzgar a los de afuera, pero sí es responsabilidad de ustedes juzgar a los que son de la iglesia y están en pecado. 13 Dios juzgará a los de afuera; pero como dicen las Escrituras: «Quiten al malvado de entre ustedes».” (1Co.5:12-13)
Tu podrás decir: “pero ese pasaje habla del caso de una persona que estaba teniendo relaciones sexuales con su madrastra, no de cualquier pecado”. Cierto, era un caso de incesto, pero Pablo deja ver que no solo se refiere a ese pecado cuando en el mismo pasaje habla de otros pecados que ameritan cortarle la comunión con la iglesia:
No se relacionen con ninguno que afirma ser creyente y aun así se entrega al pecado sexual o es avaro o rinde culto a ídolos o insulta o es borracho o estafador. Ni siquiera coman con esa gente. (1Co.5:11 ver también 2Ts.3:14-15)
Jesús, de hecho, reprende a la iglesia de Tiatira que no expulsó a la mujer adúltera:
“tengo en tu contra que toleras a Jezabel, esa mujer que dice ser profetisa. Con su enseñanza engaña a mis siervos, pues los induce a cometer inmoralidades sexuales” (Ap.2:20)
Dime Rafa ¿Jesús está mal en reprender a la iglesia de Tiatira por permitir a una adultera no arrepentida entre ellos? Por lo que entendí, tu posición como un acto de misericordia sería no juzgarla, no expulsarla, pero Jesús dice: “Yo reprendo y disciplino a todos los que amo.” (Ap.3:19), por eso la disciplina eclesiástica es un acto de amor, un acto diseñado para sacudir al hermano y convencerle de que dicho pecado lo llevará a muerte eterna si no se arrepiente, como dice Pablo:
Entonces deben expulsar a ese hombre y entregárselo a Satanás, para que su naturaleza pecaminosa sea destruida y él mismo sea salvo el día que el Señor vuelva. (1Co.5:5)
Y surtió efecto en el caso de Pablo, en la segunda carta a los Corintios en el capítulo dos, se narra que la expulsión de dicho hermano ocasionó su arrepentimiento y salvación. No solo es un acto de amor por el que incurrió en pecado, sino también para el resto de la congregación, pues es una forma de protegerlos, pues el mal comportamiento se contagia:
“Es terrible que se jacten sobre dicho asunto. ¿No se dan cuenta de que ese pecado es como un poco de levadura que impregna toda la masa? 7 Desháganse de la vieja «levadura» quitando a ese perverso de entre ustedes.” (1Co.5:6-7)
No solo un acto de amor para el resto de la iglesia, sino también, principalmente, para la parte afectada o ¿quién le va a hacer justicia Rafa? ¿Acaso no enseña la Biblia que es la iglesia la que debe juzgar conflictos entre hermanos y hacer justicia?:
“Si alguno de ustedes tiene un pleito con otro, ¿cómo se atreve a presentar demanda ante los inconversos, en vez de acudir a los creyentes? 2 ¿Acaso no saben que los creyentes juzgarán al mundo? Y, si ustedes han de juzgar al mundo, ¿cómo no van a ser capaces de juzgar casos insignificantes? 3 ¿No saben que aun a los ángeles los juzgaremos? ¡Cuánto más los asuntos de esta vida! 4 Por tanto, si tienen pleitos sobre tales asuntos, ¿cómo es que nombran como jueces a los que no cuentan para nada ante la iglesia? 5 Digo esto para que les dé vergüenza. ¿Acaso no hay entre ustedes nadie lo bastante sabio como para juzgar un pleito entre creyentes? 6 Al contrario, un hermano demanda a otro, ¡y esto ante los incrédulos!” (1Co.6:1-6)
Pero ¿tu en cambio propones que no se juzgue, que no se expulse, que “si alguien robó, o estafó, porque lo hizo solo una vez, queno se haga nada” aunque el hermano afectado esté pidiendo justicia, pues “el hermano que incurrió en el pecado aún no ha hecho del robo o la estafa su estilo de vida”? Le bien los pasajes de arriba y medítalos bien, pues no habla nada de estilos de vida sino “pleitos entre hermanos”. Jesús es más claro en este asunto cuando instruye:
Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. 16 Pero, si no, lleva contigo a uno o dos más, para que “todo asunto se resuelva mediante el testimonio de dos o tres testigos”.17 Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia; y, si incluso a la iglesia no le hace caso, trátalo como si fuera un incrédulo o un renegado. (Mt.18:15-17)
Nota que dice “si tu hermano peca contra ti”, no dice “si tiene un estilo de vida pecaminoso”; nota que dice que primero lo arregles a solas, si no se arregla, que lleves a uno, dos o tres testigos para que medien el caso, sin especificar que hermanos deber ser, y por último que lleves el caso a la iglesia. En este caso, después del infructuoso intento de arreglar las cosas entre Fernando y Raquel, Jorge, Javier y yo fuimos los testigos que entramos a mediar el caso. Pero tu dices que se hizo mal porque primero debió haber sido con una persona la mediación ¿donde dice en el pasaje que primero es con una persona? ¿dónde dice que debe ser el pastor? La instrucción de Jesús es clara: si no se arregla a solas puedes llamar a dos o tres testigos… sino se arregla, se lleva oficialmente ante la iglesia. Es entonces cuando se hace una reunión de iglesia para evaluar y juzgar el caso como instruye también Pablo (1Co.5:4).
Lo que hacemos es solo seguir el protocolo Rafa: después de un intento fallido de arreglar la situación ellos dos solos, se trató el caso con testigos (entre los cuales yo fui llamado), se evaluó la información, la evidencia, y se apoyó la acusación de Raquel llamando a Fernando a que se arrepienta y enmiende el error. No quiso… y aunque ha tenido tiempo de pedir perdón por su pecado no lo ha hecho, pues él está convencido de que no ha hecho nada malo. Lo más indignante aquí es que tú, en vez de persuadir a Fernando a que se arrepienta y enmiende su pecado, me hayas llamado a mi para justificar a Fernando y persuadirme de que nuestro proceder está mal. Sabes que, como tu me dijiste, “técnicamente es robo”, pero lo justificas al decir que “no tiene un estilo de de vida de estafador” que “se debe hacer una excepción en su caso”, que “tú Alberto (yo) procediste mal”. De hecho, Fernando me escribió y aún resiste arrepentirse y se siente respaldado por ti. Justificas a Fernando en su proceder y sí en cambio me reprendes a mi por seguir lo que la Biblia ordena. “Ay de los que llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo” (Is.5:20). Ten cuidado Rafa pues con tu postura estás siendo partícipe en su pecado. La instrucción de Jesús es para ayudar a persuadir a un hermano de su pecado y así no termine de extraviarse por completo, la desobediencia a su mandato es no amar al hermano y fomentar su pecado (Pr.13:24; He.12:5-6; Ap.3:15).
Mi amonestación, por lo tanto, también es para ti: es a que tengas cuidado en tu proceder y no te hagas partícipe de los pecados de otros al tratar de justificarlos. Fernando solo está buscando razones para desacreditar nuestro proceder para así invalidar cualquier acusación o reprensión que podamos realizar en su contra, y en tí ha encontrado el apoyo perfecto para ello. Se que tu intensión es genuinamente ayudarlo, y más cuando se presenta como víctima ante tí buscando tu apoyo, y entiendo que eso puede llevarte a malaplicar pasajes para ser ese apoyo, pero cuidado, si Fernando se descarría por tú solapar su pecado y apoyar su desacreditación de nosotros malusando la Palabra, tú serás corresponsable de que se pierda su alma. Los que enseñamos seremos juzgados más severamente (Stg.3:1) por eso se nos exhorta a presentarnos delante de Dios como obreros aprobados que interpretan correctamente la Palabra de Verdad (2Ti.2:15). No es una cosa de juego, el alma de la gente está en juego.
Ayuda a Fernando animándolo a que haga lo correcto: a que se arrepienta, que pida perdón a los afectados, que enmiende los daños (si es que hay algo que enmendar). En otras palabras, anímalo a que se someta al fallo que la iglesia dicte en el caso. En el inter te comparto unos estudios Bíblicos que hablan de estas temáticas y que te ayudarán a formar un criterio Bíblico en cuanto a la situación: