Uno podría decir que el chisme es fácil de identificar, pues, como todos sabemos, es “hablar mal de una persona a sus espaldas”. Sin embargo esto no es tan simple, pues si así fuera tanto Jesús como los apóstoles y autores de la Biblia cayeron en chisme ya que hablaron mal de las personas a espaldas de ellas. Por ejemplo tenemos el caso de Jesús
Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra? 13 Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. 14 Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.(Mt.15:12-14)
Si la definición de chisme fuera la que comentamos al inicio uno podría reprender a Jesús y decirle: “Señor, no hables mal a espaldas de los fariseos, si vas a hablar mal de ellos, hazlo delante de ellos”. Pero aunque estaba hablando mal de los fariseos a sus espaldas, no estaba incurriendo en chisme. Juan también habló mal de Diótrefes en una de sus epístolas (3Jn.1:9) y de otros personajes en su evangelio. Pablo no se queda atrás: habló mal de Alejandro el herrero a Timoteo (2Ti.4:14-15), habló mal de Pedro a toda la iglesia de Galatas (Ga.2:11-13), habló mal de los cretenses a Tito (Tit.1:12-13). Por otro lado Pablo no reprendió a la familia de Cloe quien le fue con el “chisme” de que algunos hermanos estaban causando divisiones (1Co.1:11), tampoco reprendió a los que le fueron con el “chisme” de que algunos estaban de flojos en la iglesia de Tesalónica (2Ts.3:11), ni a los que le fueron con el “chisme” del hermano que andaba en inmoralidad sexual (1Co.5:1)… y lo que es “peor”, emitió un juicio en base a dicho reporte (1Co.5:3). ¿Por qué Pablo hizo eso?, ¿acaso estaba cayendo en el pecado de chisme sin darse cuenta? Claro que no, dichos reportes no eran chismes. Si hablar mal de una persona en su ausencia fuera chisme, entonces todos los autores de la Biblia, en su mayoría lo practican: Mosies, quien escribió los primeros 5 libros de la Biblia, exhibió los pecados de Adan, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, Juda y sus hermanos, entre muchos otros. Otros autores exhibieron los pecados de David, Salomón, y demás reyes; y los autores de los evangelios, exhibieron las fallas de Pedro, los fariseos, etc. ¿Acaso la Biblia cae en el mismo pecado que condena: el chisme? No porque el pecado del chisme no es solo hablar o escribir mal de una persona en su ausencia, va más allá de eso.
¿Entonces qué es el chisme? es de vital importancia que lo definamos porque la Biblia dice que “el hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos” (Pr.16:28), y si algo aborrece Dios es “al que siembra discordia entre hermanos” (Pr.6:19). Pero al mismo tiempo es algo difícil, no solo de identificar, sino de parar porque “las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas” (Pr.18:7-8). El chisme se identifica por alguna de estas características:
Información negativa
El chisme se caracteriza por ser una información negativa de alguien más —alguien que viene a contarte de cosas buenas de un tercero, rara vez se considera chisme, de hecho, cuando es positivo típicamente le llamamos “fama”, algo que muchos quisieran tener (Pr.22:1). Sin embargo, hay que aclarar que con información negativa nos referimos a cosas que hablen mal de una persona poniendo en descrédito su actuar o su integridad moral. En casos de reportes que no pongan en juicio el carácter moral de la persona, como reportes de accidentes, enfermedades o catástrofes, no son chismes sino solo noticias. Ejemplo de malas noticias las vemos con Nehemías cuando recibió el reporte de la condición de los judíos en Jerusalén (Neh.1:2-3), o en el reporte del fallecimiento de Lázaro que recibió Jesús (Jn.11:3). Así, el chisme es una noticia negativa que pone en descrédito o ataca el carácter moral de la persona.
Información impertinente
Pablo, cuando le mandaban todos los malos reportes de las iglesias y así como de los miembros que causaban conflicto, no lo consideraba chisme porque era información pertinente, es decir, es información que le concernía como autoridad que él era sobre las iglesias para poder solucionar las problemáticas que le presentaban. Si hubieran presentado los malos reportes a personas que “no tienen vela en el entierro”, es decir, que no pueden ni tienen autoridad para hacer algo al respecto, sería información impertinente, y por lo tanto un chisme. En este sentido uno se podría justificar en compartir información negativa de alguien para que “oren por la persona”. Y es cierto, se puede pedir oración por por alguien más, pero para ello no se tiene que entrar en detalles: la persona solo va a orar por lo que necesita para salir avante en tal o cual situación, no tiene que saber todo el asunto. Así, por ejemplo está demás platicar que “fulanito de tal se metió en problemas de deudas y perdió su carro y por ello tiene problemas matrimoniales” para que oren por él, cuando basta decir que “oren por sabiduría en sus finanzas para que prospere con una buena mayordomía de ellas”. Nota, que el principio sigue siendo el mismo: compartir solo la información pertinente. Si es impertinente, es chisme.
Información no verificada
Obviamente, cuando se transmite información “pertinente”, tiene que ser información validada o verificada, es decir, confiable, de lo contrario sería chisme. ¿Cómo se valida la información? Si la información que transmites es de primera mano porque tu fuiste el testigo de la situación, es validada, pues estás dando reporte de lo que a ti te consta pues estuviste ahí. Si no fuiste testigo presencial, la información tiene que ser corroborada con pruebas o testigos. Por eso la Biblia establece como principio no aceptar acusaciones contra personas si no está corroborada por dos o más testigos (Dt.17:6; 19:15; Mt.18:16; 2Co.13:1; 1Ti.5:19) y escuchando la versión de las contrapartes (Jn.7:51). Si no eres testigo presencial o no está corroborada con pruebas o por dos o más testigos, es información no verificada que al difundirse así se convierte en chisme.
Información para desacreditación o difamación
Lamentablemente muchos hablan mal de hermanos que los han dañado u ofendido a gente que no tienen ni el interés, ni el poder, ni la autoridad para hacer algo al respecto, solo como una forma de “terapearse” o “descargar” su dolor y frustración. Así que no solo es impertinente, sino que consciente o inconscientemente hablan mal con la intención de vengarse: exponerlos ante la demás gente y dañar su reputación. Para evitar esto la biblia establece un protocolo en Mt.18: 15-18 para manejar la situación: dice que cuando tu hermano peca contra ti hables con ése hermano en privado, no que salgas inmediatamente corriendo a divulgar a medio mundo lo que te hizo. Y si no entiende, el pasaje te enseña que debes seguir manejandolo de forma privada con el hermano y dos o tres testigos a quienes los pones al tanto de la situación. No es sino hasta que estas dos medidas no funcionan que haces el caso público al traerlo ante toda la iglesia para que sea juzgado por medio del liderazgo. Todo esto fue establecido para resguardar la reputación y honor de la persona que pecó contra ti, el cual, a pesar de tu dolor o daño, debes considerar por amor. Violar este protocolo y divulgar una acusación de buenas a primeras es caer en chisme. Tu podrás decir, “¿pero qué tiene de malo, si es información verificada pues soy el afectado y el testigo presencial?”. Ese mismo es el problema, que eres el afectado, y por ello estarás sesgado, dando solo tu versión de la historia, y muy bien podrías estar equivocado en tu percepción o tu criterio, como dice proverbios: “el primero en presentar su caso parece inocente, hasta que llega la otra parte y lo refuta.” (Pr.18:17). Lo justo sería escuchar ambas partes, y eso es lo que la Biblia establece como el debe ser (Jn.7:51, Pr.18:17). Por eso en el protocolo de Mt.18 se ve la situación con las contrapartes, primero en privado, luego con testigos y al final ante toda la iglesia.
Información de índole privado.
Del punto anterior entendemos que la información negativa de una persona, por amor a ella, no se debe divulgar de buenas a primeras sino que se debe de manejar de forma privada siguiendo el protocolo establecido en la Biblia. Este es otro componente del chisme: que “descubre el secreto” (Pr.20:19), es decir, exhibe información que debería ser de índole privado exclusivo a las partes involucradas. Aquí hay que distinguir que hay información de índole privado y otra de índole público. Estas últimas se clasifican así porque se hicieron a la vista de todos y/o afectan a todo un grupo de personas (la iglesia o a todo un pueblo), por ello también se puede manejar de forma pública. Por eso Pablo tenía la libertada de contar el episodio de Pablo y Bernabé, pues su falla se hizo en público y con ella estaba descarriando a toda la iglesia, por consiguiente, se debía de corregir públicamente. De hecho el establece que los ancianos “que están en pecado deberían ser reprendidos delante de toda la congregación” (1Ti.5:20), pues por su posición, son sus fallas son de “índole público” que afectan a toda la congregación. En otros casos, uno divulga o comenta fallas de un tercero que deberían ser de índole privado, solo porque esa persona ya la hizo pública.
Información innecesaria para edificación.
Por ultimo, tal vez te encuentres que con información negativa verificada de alguien más, y la requieres difundir, no con la intención de difamar o desacreditar, sino de advertir o edificar a alguien más, ¿se podría? De hecho, esta es una de las razones validas para las que Jesús, Pablo y demás autores de la Biblia hablaban mal de terceros. Como Pablo decía de todo el mal reporte que se escribió del pueblo de Israel en el antiguo testamento: “Todo eso les sucedió para servir de ejemplo, y quedó escrito para advertencia nuestra, pues a nosotros nos ha llegado el fin de los tiempos.” (1Co.10:11). Por ejemplo, cuando Pablo habló mal de Alejandro el herreo, fue para advertir a Timoteo: “Cuídate de él, porque se opuso firmemente a todo lo que dijimos”, lo mismo cuando Juan habló mal de Diótrefes (3Jn.1:9). Sea un asunto privado o público, cuando se hablaba negativamente de alguien, no era información sin sentido, o sólo para entretener o tener algo de que platicar. No, sino que era para edificar y advertir a los oyentes. El chisme, sin embargo, es información negativa sin propósito, solo por tener algo que platicar o para entretenerse.
Concluyendo, la información negativa ¿es impertinente? No la digas. ¿No es verificada? No la digas. ¿Es para desacreditar o difamar a alguien? No la digas. ¿Es de índole privado? No la digas ¿No ayuda o edifica? No la digas. No seas un chismoso más. Se que no es fácil cambiar malos hábitos, y quitarnos el hábito del chisme pueda ser difícil, pero vale la pena. El daño que ocasionan los chismes es enorme: difaman gente, crean conflictos y divisiones, y matan la influencia positiva que alguien pudiera tener. Recuerda: “el hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos” (Pr.16:28), y si algo aborrece Dios es “al que siembra discordia entre hermanos” (Pr.6:19). El chisme te vuelve instrumento del enemigo, quítalo y santificarás tu vida para ser un instrumento útil para Dios para usos honrosos (2Ti.2:20)
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